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¿Es saludable entrenar todos los días?

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A todas las personas que cuidan de su cuerpo y de su salud, alguna vez, les han dicho que no es bueno entrenar todos los días. Es cierto que el descanso y la recuperación son dos pilares fundamentales para que tu cuerpo pueda repararse, a la vez que evitamos lesiones y sobrecargas, pero no por ello es necesario no hacer nada literalmente.

En el día de hoy vamos a explicarte cómo puedes entrenar diariamente y porqué puede ser incluso positivo para tu cuerpo. ¡Empecemos!

Entrenar a diario es perjudicial: ¿verdad o mito?

Antes de empezar, vamos a realizar una pequeña aclaración para que no se malinterprete el propósito de este post. La palabra “entrenamiento” recoge más actividades y acciones, aparte de las 2 o 3 horas de gimnasio o de rutinas de alta intensidad. En otras palabras, puedes entrenar (aparte de tu fuerza o resistencia) la flexibilidad de tu cuerpo o, inclusive, puedes adaptar tus sesiones de entrenamiento para que sean de una carga inferior a la habitual, de tal manera que no acabes saturando a los músculos de tu cuerpo.

Bien, tomando esta aclaración como punto de partida, vamos a explicarte porqué el entrenamiento diario puede ser positivo para tu salud:

El cuerpo humano está diseñado para moverse de forma constante. Es cierto que, a veces, puede ser beneficioso tomarse un descanso o parar uno o dos días, especialmente después de varios días con intensidades de entrenamiento muy altas. No obstante, estos días de descanso los podemos sustituir por sesiones de entrenamiento de baja intensidad, con actividades como caminar, hacer yoga o andar en bicicleta las cuales, de hecho, ayudan a mantener las articulaciones y músculos en movimiento, mejorando la flexibilidad y reduciendo el riesgo de lesiones.

Además, estas sesiones permiten mantener un nivel constante de actividad física sin someter al cuerpo a un esfuerzo excesivo. Esto favorece la salud cardiovascular y respiratoria, ya que el corazón y los pulmones trabajan de manera eficiente.

El ejercicio diario de baja intensidad también contribuye a la regulación del metabolismo y al control del peso, sin generar un agotamiento extremo. A largo plazo, fomenta hábitos saludables y reduce el riesgo de enfermedades crónicas.

La importancia de descansar en movimiento

Como acabas de ver, en los días de descanso es mejor moverse con actividades o ejercicios de intensidad inferior a la habitual, que hundirse en el sofá o no levantarse de la cama.

Actividades suaves como caminar o estirarse mantienen las articulaciones lubricadas y favorecen la circulación sanguínea, lo que ayuda a eliminar toxinas y reducir la fatiga muscular. Además, el movimiento ligero durante el descanso evita la rigidez muscular y mejora la flexibilidad.

Este enfoque promueve un equilibrio entre el ejercicio y la relajación, lo que optimiza el bienestar general y reduce el riesgo de lesiones, permitiendo que el cuerpo se mantenga activo sin sobrecarga.

Además de todas estas ventajas, si consigues el hábito de descansar mientras sigues moviendo a tu cuerpo, estarás logrando a la vez que, inconscientemente, tu cuerpo tome iniciativa en situaciones en las que tenga poca energía. Esto puede ser tremendamente beneficioso para tu día a día, ya que estás entrenando y adaptando a tu cuerpo para que sea capaz de lidiar con este tipo de situaciones.

Crea hábitos que te llenen de energía

Crear hábitos que llenen de energía al cuerpo es fundamental para mantener una vida activa y saludable. El sedentarismo es muy perjudicial para el cuerpo, pues provoca más cansancio en nuestro cuerpo y nos acaba alterando otros hábitos y conductas propias del cuerpo.

Si eres capaz de lograr mantener en el tiempo estos hábitos, tendrás una fuente constante de energía, contribuyendo a un estilo de vida equilibrado y lleno de vitalidad. Realizar pequeñas rutinas diarias de baja intensidad activa los músculos y libera endorfinas, lo que genera una sensación de bienestar. Por lo tanto, además de revitalizar el cuerpo, estos hábitos mejoran la concentración y el estado de ánimo.

Conclusão

Ahora que ya conoces la importancia de los entrenamientos de baja intensidad, o de actividades que requieran menor esfuerzo, está en tus manos empezar a labrar este hábito e incluirnos en tu rutina semanal en aquellos días que tengas descansos.

Es cierto que, de vez en cuando, le viene bien al cuerpo parar, de tal manera que pueda recuperarse y reponer energías, pero puede ser interesante tomar alguna actividad alternativa como salir a dar un paseo o realizar estiramientos, con el fin de evitar caer en hábitos sedentarios. ¡Tu cuerpo siempre te va a agradecer el movimiento!

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